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18 nov 2011

El último grito de gol y la primera imagen en pantalla del Gasómetro




Por Adolfo Res
Por Martín Dianda
Fuente: Pablo Aro Geraldes (El Gráfico)

El 18 de noviembre no es un día más en el calendario de la gran historia de San Lorenzo. Hace 60 años se televisó por primera vez un partido del fútbol argentino, lo disputaron San Lorenzo y River, pero además, desde que el Wembley porteño vibró por última vez con las gargantas santas pasaron 32 años.

Unos mil trescientos hogares porteños recibieron por primera vez las imágenes televisadas de un partido de fútbol el 18 de noviembre de 1951. Eran pocos, comparados con las 70 mil personas que colmaron el viejo Gasómetro y soportaron la tarde de primavera con una temperatura de 35 grados para ver jugar a San Lorenzo contra River.

En esa trigésimo tercera fecha el clásico era muy importante y estaba en juego la punta del torneo. River llegaba a esa penúltima jornada del torneo con 40 puntos, dos menos que el líder Banfield, que tenía fecha libre, y uno menos que Racing, que visitaba a Atlanta en Villa Crespo. Era la oportunidad para ese equipo con nombres rutilantes, como Vernazza, Amadeo Carrizo, Walter Gómez, Labruna o Félix Loustau.

El partido lo transmitió Canal 7 y sólo se utilizaron tres cámaras. El relator fue Ernesti Veltri, los comentarios los hizo Enzo Ardigó y la dirección de la transmisión estuvo a cargo de Nicolás Del Boca, padre de la actriz Andrea Del Boca.

Nicolás iba a ser asistente de cámara principal en aquella transmisión, que tomaba el partido desde la mitad de la cancha, en lo alto de la popular. Pero el destino quiso que terminara siendo el cameraman. “Eduardo Celasco, uno de los camarógrafos, bajó a comer algo antes de que comenzara el partido y yo me quedé cuidando la cámara. Claro, la popular se fue llenando y en un momento no cabía ni una aguja. Cuando Celasco quiso subir, la multitud no lo dejó y tuve que manejar la cámara yo”, recordó Del Boca.

En la humedad del vestuario, un joven sanjuanino que hacía poco había llegado de su provincia, esperaba por su debut en la Primera de San Lorenzo. No podía creer la cantidad de gente que había en Boedo, pero no estaba nervioso. Y lo demostró a los diez minutos del encuentro, cuando superó con un cabezazo no muy lucido a Héctor Ferrari y al gran Amadeo Carrizo para meterse en la historia; no porque se haya convertido en ídolo de la hinchada azulgrana, sino porque el suyo fue el primer gol captado por la televisión argentina. A los 30 del segundo tiempo, Vernazza empató, de penal, y selló el 1-1.

Maravilla, que murió hace dos años, había dialogado con El Gráfico hace una década, cuando el fútbol y la televisión celebraban sus bodas de oro: “Yo ni sabía que se iba a televisar, y aquel día estaba pendiente del debut y no recuerdo haber visto ninguna cámara; es que había tanta gente que no se podía notar”.

Mas acá en el tiempo, en otra tarde de domingo pero de noviembre de 1979, el día se presentó bastante gris y otoñal pese a que faltaba poco más de un mes para la llegada del verano. En la fase de zonas y por la clasificación a las rondas finales del Nacional, el Ciclón jugaba en el Gasómetro contra Cipolletti de Río Negro.

El partido no fue bueno y el equipo rionegrino apeló a la falta permanente para un San Lorenzo que dominaba a voluntad, más aún cuando Cipolletti se quedó con diez jugadores por la expulsión de Bastías. El primer tiempo finalizó uno a cero a favor del conjunto azulgrana.

El segundo tiempo llegaron los goles y la lesión del “Sapo” Villar que lo marginó de los partidos decisivos siguientes.A los 20 minutos Rizzi convirtió el segundo gol, a los 29 el “Perro” Torres convirtió el tercero (un minuto después se fue expulsado) y el partido ya definido solo esperaba saber cuantos goles más convertiría San Lorenzo.

A los 32 minutos del segundo tiempo Víctor Marchetti le da un pase milimétrico a Mario Rizzi y en una baldosa amaga hacia fuera y engancha hacia adentro haciendo pasar de largo a dos rivales y con un disparo por sobre la cabeza del arquero Zambrano establece el cuarto gol, gritado con la misma pasión que cada tanto convertido por cualquier jugador que vista la camiseta de San Lorenzo.

El recuerdo del que fue el último gol en el Gasómetro en las palabras del historiador de San Lorenzo Adolfo Res.

Nadie imaginó que era el último grito en el Templo, nadie pensó que aquella tarde gris significaría el inicio del largo y doloroso silencio de una historia de 63 años de gloria, donde TODOS ABSOLUTAMENTE TODOS venían a buscar el puntito, donde el calor y fervor de nuestra gente hacía achicar a los mejores equipos que nos pudieran enfrentar.

La Avenida está viuda desde hace mas de tres décadas, lapso en que aprendimos palabras tan distintas a las épocas de apogeo de San Lorenzo, vocablos como Traición, Entrega, Coacción, Negocios, Remates, Pérdida de Pertenencia, Representantes, Marketing, Codificado, Grupo inversor, Torneos y Competencias, terminologías que nos fueron llevando a otra historia, a otra idiosincrasia tan lejana a aquella generación que desbordaba grandeza donde no existían mentiras ni slogan truchos “de los dos más grandes” por ejemplo.

Avenida La Plata fue una Catedral del deporte y la cultura popular, pero hoy  a 32 años del último grito me sigo preguntando por qué no lo grité con todo el alma, por qué no lo pudimos gritar de manera tal que el  mundo comprendiera que en ese alarido estaba la mezcla de gol, el dolor y la injusticia de dejar nuestra tierra, que con tanto sacrificio levantaron nuestros fundadores.

La esperanza y la lucha por el regreso a casa debe ser la bandera más importante de las nuevas generaciones de socios que quieran revertir estos nefastos términos escritos en el párrafo anterior y el objetivo esencial será  poder reemplazarlos por los históricos del hincha del Ciclón, esos que vienen desde Antonio Scaramusso, Federico Monti y Lorenzo Massa : Compromiso, Dignidad, Pasión, Corazón, Decencia, Compromiso por el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, Alma,  Desinterés, Amor al Club,  si se vuelven a estos valores, el gol de Mario Alberto Rizzi dejará de ser el último grito en Avenida La Plata al 1700.

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